Cuando la democracia mata


Ayer se celebraron elecciones en Afganistán. Independientemente de quién las gane o de que haya una segunda vuelta, la noticia principal es que no hubo ningún gran atentado gracias de los grupos talibanes gracias al gran despliegue policial.

Pero un asunto no puede quedar en el olvido. En Afganistán, debido a la gran alta tasa de analfabetismo y para evitar fraudes, a cada votante que deposita su voto se le coge la huella dactilar usando una tinta permanente (dura hasta unos tres días) que evita que esa persona pueda volver a votar. Esa marca lo identifica como participante en el proceso democrático, sea cual sea su rango:





Aprovechándose de eso, los talibanes han amenazado a todos aquellos que muestren restos de tinta en sus dedos. La marca de la democracia puede significar muerte. Bien por los que hoy la tienen.


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